17 de marzo de 2010

Tormenta.


Los defectos hacen de tu perfección una realidad.
El sonido de tu voz hace de la música un material palpable.
El brillo de tus ojos hace del Universo un espacio finito.

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El límite de mi mente habita donde las palabras no existen, donde no pueden ser escritas. Incluso me atrevería a ir más lejos y decir que mi mente no tiene límite.
Ni siquiera existe donde existes tú dentro de ella, y menos todavía donde habita el olvido.

Es una bestia indómita.
No la puede contener la propia voluntad, ni un libro en toda su extensión, ni una canción con perfecta melodía; se escapa, va más allá de todo eso. Busca lo indeterminado. (No sé lo que busca.)

Y aún así...
Con la melancolía de una tormenta de verano, con la suavidad de un beso en el cuello y con todo aquello que se acumula en mi razón recuerdo el brillo oscuro de tus ojos negros cada segundo.
Fijos en mis movimientos, en el ritmo de mi respiración e incluso de mis latidos.
Recuerdo tu sonrisa torcida, con cierto aire de descaro.
Recuerdo tu pelo revuelto, en mil sentidos opuestos.
Recuerdo la inquietud de tus manos a mi contacto.

Recuerdo, recuerdo, recuerdo...
Simplemente imágenes ligadas a emociones. Nada más y nada menos.
Sólo consiguen deshacer el puzzle que constituye mi cordura, ahora con muchas menos piezas que la última vez.

El tiempo nos esclavizará, obligándonos a elegir nuestra próxima jugada. ¿Acertada? Sólo él mismo podrá revelarlo.

2 comentarios:

  1. me encanta nena, muy profundo, me ha recordado a lo que siento por David ^^

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  2. Hola! soy un museabusero xDD
    Te invito si quieres a pasarte por mi blog, un saludo!
    http://conebliss.blogspot.com/

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