6 de mayo de 2010

The other side.


Muchas veces la vida se nos presenta como el reflejo de un espejo; aunque todo aparenta ser real, nos sentimos como si algo estuviese al revés. Como si todo fuese una ilusión producida por algún tipo de sentido, que al apagar la luz, se desvanece entre las sombras.

~

Sumida en la noche, entre las imágenes que mi mente se atreve a crear, aparece el irrisorio impulso de abrir los ojos para intentar observar todo lo que se oculta rodeándome en la penumbra.
Nace entonces la tentación de extender las manos hacia la oscuridad, extendiéndolas en su máxima plenitud, para acariciar el opaco y oscuro terciopelo que se encuentra atándome, allá por donde intente posar mi ahora inútil vista.
La sumisión y la locura se encargan de entretenerme, intentando evadirme hacia un resquicio de luz inventado por mi propio cerebro, que se va apagando poco a poco. Tal vez por el miedo, tal vez por la angustia, o tal vez por la obediencia a la oscuridad absoluta.

El recelo se va convirtiendo gradualmente en placer. Un placer embriagador y envolvente que me aprieta y acaricia por todos los rincones de mi cuerpo.
Me estrecha, me manipula, me posee por completo, me hace suya.

De repente, en una de las infinitas esquinas de esa extraña dimensión, me veo reflejada.
A mí y a nada más, sumida en una negrura insolente que me sirve de respaldo; de cobijo y de prisión.
No hay luz, pero aún así sigo viendo mi reflejo, que se mantiene hasta que alargo los brazos entumecidos, para aferrarme a esa nueva dimensión.
Sin embargo, mi propio reflejo comienza a alejarse; intento correr hacia la infinidad, pero mis pasos sólo me alejan más.
En un momento, todo vuelve a ser como antes, condenándome a vivir encerrada en esa fantasía de la que no puedo despertar.

~ Una eternidad soñando en llegar a ella; pero otra eternidad más larga intentando salir .