21 de septiembre de 2011

Palabras al viento (de tu aroma).

Siempre me siento en el mismo lugar, sola, sin compañía, con la intención de que las palabras fluyan desde el desván de mi cerebro.
La pereza, o quizá la desgana, me susurran al oído lo que ya sé: "te faltan ideas...¿y tu inspiración?" y acabo por dejar aquél lugar y desviar mi atención hacia cosas "más" importantes.
Quizás es que no encuentro las palabras adecuadas a lo que quiero decir, o simplemente sea más sencillo (y contradictorio) todavía y las palabras que quiero usar no encuentran nada que decir.
Sí, eso parece lo más razonable...
Sólo se me aparecen trazos con significados aparentemente conocidos, en forma de una especie de diapositivas sin censura. Y entre todas ellas hay imágenes conocidas, imágenes de lo que deseo, de quien deseo (Tú) introducidas como mensajes subliminales en campañas publicitarias.

Mi atención se desvía y ya si que no sé qué decir con la boca o con los dedos, porque mi cabeza comienza a hablar en otro idioma cuyo nombre desconozco, cuyos signos no sé representar.
Sólo siento descarga, electricidad, corrientes, abismos y vórtices.
No siento tiempo, no siento espacio, no siento consciencia. No siento palabras, ni sonidos, ni razón.

Calor, vida, muerte, ansiedad, tranquilidad, anestesia, dolor, felicidad, amargura, dependencia, libertad.


No sé qué es y me perturba. No sé por qué aparece siempre que las imágenes se parecen a ti. No sé desde hace cuánto tiempo.
No sé si tú también.