23 de febrero de 2010

Tu boca.


" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. "

- Julio Cortázar, Rayuela

14 de febrero de 2010

Con-Science.

Miles de ideas se abarrotan en los límites de mi mente.

Me tumbo en el borde de la cama, y dejo caer el peso de mi cabeza hasta que siento que las cosas que quiero decir, fluyen desde mi garganta hasta mi cerebro.
Entonces veo miles de c o l o r e s con forma de palabras distintas entremezcladas.

Deseo.
Amor.

Furia.
Euforia.
Tristeza.
Desasosiego.
Melancolía.
Optimismo.
Miedo.

Una extraña confusión me aborda... ¿qué siento realmente?¿debo fiarme de las voces que gritan desde dentro?

De pronto se hace el silencio absoluto.
No se oye nada. Ni el latido de mi propio corazón, ni el aire de mis pulmones. Ni la sangre que corre con gran velocidad por mis venas. Nada.

Los minutos pasan sin respuesta alguna...

De repente oigo un leve murmullo desde algún rincón de esta habitación
, y mis sentidos se despiertan. No me lleva más de un segundo comprender que estás aquí; estoy segura de que te he oído suspirar, viajando en este espacio donde chocan nuestros mundos.

Aprovecha y dime que en tí aún puedo confiar.
Necesito sentir tu mirada de lleno otra vez.

El momento ha llegado, no me dejes escapar.